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Archive for abril 2013

Sampedro, libertad

José Luis Sampedro (fuente:elmundo.es).

José Luis Sampedro (fuente:elmundo.es).

Será ya el sintagma que lo defina tras su muerte: libertad de pensamiento. Como un recado para las generaciones presentes y venideras. Pero no es fácil su cumplimiento, pues no todos disponemos de la lucidez, del brillo, del ímpetu, de José Luis Sampedro.

Hagámonos un examen: ¿cuántos de nuestros pensamientos son realmente nuestros? Me refiero a nacidos de nosotros, cocinados en la reflexión y la experiencia, la lectura y el contraste. Extraídos de la herencia y de las opiniones ajenas, mas filtrados en la conciencia. Seguramente, el balance sería negativo en la mayoría de los casos. Y es que muy pocas veces hay filtro, puesto que este requiere voluntad de trabajo. Predisposición hacia una tarea lenta, que se contradice con el tiempo veloz que hoy marca nuestros pasos.

Hay figuras que desprenden convicción, un aura de certezas forjadas en la autocrítica, la escucha activa y la rectificación. En el aprendizaje constructivo, al fin, esa aspiración pedagógica que, se supone, mueve a las leyes educativas y a las programaciones de aula. La edificación consciente del pensamiento, un objetivo que ahora resulta más difícil de cumplir que hace una década, debido a la enorme cantidad de información que día a día debemos procesar, si es que queremos estar informados.

Puede parecer una contradicción, pero creo que visto con detenimiento, no es así. Internet nos abre un abanico inmenso de noticias y opiniones. Sin embargo, por sí solo, ese gigante contenedor no nos conduce a la libertad, sobre la cual tanto hablaba, y practicaba, Sampedro. Hay que saber distinguir lo importante de lo irrelevante, y luego sembrar, pulir, nuestro criterio.

Y no se puede confundir convicción con cerrazón o intolerancia, donde no existe brillo, sino mala digestión de lo aprendido. Engañosa sabiduría, la que no sabe ponerse en el lugar del otro, partir del respeto para construir una verdadera discusión. Esta transigencia no riñe con la libertad de pensamiento. Más bien la amplía, le descubre nuevos horizontes.

Sampedro fue una de esas figuras que sugerían convicción, maduración intelectual a través de los años. Era conocido como humanista, adjetivo que ha perdido parte de su significado, aparte del puramente académico. Podríamos traducirlo como interés por la potencialidad del ser humano, reflexión sobre su capacidad, sobre su creatividad. Y entre todos los valores humanos, él apuntaba a la libertad como el esencial, pero una libertad propia que no se olvidara del resto de los habitantes de la Tierra, esto es, de la solidaridad.

Una libertad que nace en la mente, en el deseo de aprender, en la curiosidad, en el amor por el conocimiento, vía dulce, edificante, para llegar al amor hacia los demás.

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